La manera legítima de hacerlo es a través de la comunión con el Creador. En la búsqueda del compañerismo con el Dios verdadero hallamos satisfacción espiritual.Pero, después de la caída de nuestros primeros padres, Satanás procuró que esa necesidad fuese satisfecha a través de diferentes dioses inventados por él. Fue así como condujo a mucha gente a adorar a los astros y las constela ciones: El sol, la luna y las estrellas llegaron a ser dioses favoritos de muchos. Otros fueron llevados por el astuto enemigo a adorar los fenómenos de la naturaleza, como el relámpago, la lluvia, las nubes, el fuego, la vegetación, el mar, los ríos, etcétera. Todavía hoy millones de personas se congregan junto a los ríos de la India, pues creen que son dioses que deben ser adorados.Los antiguos egipcios adoraron a diferentes deidades encarnadas en ani males e insectos, como el chacal, el cocodrilo, el buey, el escarabajo, etcétera. Nada de esto satisfizo su necesidad de Dios.

En el juicio, los seres humanos aparecerán delante de Dios avergonzados y condenados, porque aunque se les dio inteligencia, raciocinio y la facultad del habla, no obedecieron la ley del Altísimo» (Alza tus ojos, p. 292). IdolatríaAsí dice el Señor: « ¿Qué injusticia vieron en mí sus antepasados, que se alejaron tanto de mí? Se fueron tras lo que nada vale, y en nada se convirtieron» (Jeremías 2:5). SATANÁS HA TRATADO DE SUPLIR EL CULTO al verdadero Dios, que es lo que satisface genuinamente la necesidad espiritual del ser humano, a través de una enorme cantidad de dioses y señores. Es el deseo de Dios que su pueblo se aparte de ese culto idolátrico, porque es un invento satánico y no satisface la verdadera necesidad espiritual del hombre. Su culto conlleva engaños y elementos sutiles, que tienen la finalidad de apartar a la gente del verdadero Dios. Como es inspirado por Satanás, implica la adora ción de los demonios.
Pablo escribió: « ¿Que el sacrificio que los gentiles ofre cen a los ídolos sea algo, o que el ídolo mismo sea algo? No, sino que cuando ellos ofrecen sacrificios, lo hacen para los demonios, no para Dios, y no quie ro que ustedes entren en comunión con los demonios» (1 Cor. 10: 19, 20).Un elemento que se halla en la misma raíz de la idolatría y tiene que ver con el poder de la contemplación. Este principio nos dice que «nos transfor mamos de acuerdo con lo que contemplamos» (Cada día con Dios, p. 92). El salmista, escribió de la futilidad de la idolatría, decía: «Semejantes a ellos son sus hacedores, y todos los que confían en ellos» (Sal. 115: 8).La adoración de dioses paganos era mayormente una adoración objetiva, pero también implicaba una adoración mental. Sus adoradores, a través de la contemplación visual y el pensamiento, inconscientemente se asemejaban a sus dioses.
No podemos elevamos más allá de lo que contemplamos y de lo que adoramos. Lo que convertimos en objeto de admiración y contemplación, se vuelve nuestro modelo de acción. A través de Oseas, Dios dijo: «Cuando encontré a Israel, fue como hallar uvas en el desierto; cuando vi a sus ante pasados, fue como ver higos tiernos en la higuera. Pero ellos se fueron a Baal Peor y se entregaron a la vergüenza; ¡se volvieron tan detestables como el ob jeto de su amor!» (Oseas 9:10). ¡Tengamos cuidado con lo que contemplemos!Que Dios te bendiga, oramos por ti!
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