Somos verdaderamente Ricos


Reflexiones – ¡Somos Verdaderamente Ricos!
“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios” (1 Juan 3:1).

El nuevo coche del pastor tuvo problemas después del culto de la noche. En la mañana siguiente, consiguió llevar el coche hasta una mecanica para ser arreglado. “Espero que usted no me cobre mucho por el reparo”, dijo el pastor al mecánico. “Al final, yo soy un pastor pobre”. “Yo sé”, contestó el mecánico, “oí su pregadicación ayer”.

Nuestra ilustración de hoy nos muestra una pequeña anécdota.
Sin embargo, ¿no estaríamos nosotros incluidos en la misma realidad? ¿hasta que punto ha sido “pobre” nuestro testimonio? ¿Acaso no ha sido “pobre” nuestra relación con el Señor? ¿No ha sido insignificante nuestro envolvimiento con las cosas de Dios?

Decimos que somos cristianos y que Cristo habita en nuestros corazones, pero, nuestro compromiso ha sido muy pobre.
Decimos que el amor de Cristo está en nosotros, pero, en la práctica, nuestro amor también es muy pobre. Nuestra asistencia a los cultos es pobre y nuestra disposición para las actividades evangelísticas es aún más pobre.
Debíamos ser “luz” pero estamos apagados, debíamos, como la “sal” dar sabor al mundo, pero somos completamente insípidos, debíamos proclamar la alegría de ser uno salvo en Cristo, pero, estamos cada vez más callados.

Como hijos del Dios de la gloria somos ricos, pero, nos presentamos en trapos rotos cual si fuésemos las más pobres de las criaturas. Nuestras vestíduras deberían ser coloridas, llenas de luces, brillantes, fulgurantes, pero nuestra pobreza espiritual muestra una apariencia diferente.

No podemos aceptar eso. ¡Debemos reaccionar! Debemos mirar para lo alto, para el Señor de los señores, para el Rey de los reyes, y asumir nuestra riqueza de bendiciones.

Abandonemos las murmuraciones, el pesimismo, el conformismo, la desesperanza. ¡Levantemos nuestras cabezas! Somos victoriosos, somos herederos de los Cielos, somos hijos de Dios… ¡somos ricos!

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