¡Cuéntalo es Real!


"El nacimiento de Jesús, el Cristo, fue así..." Mateo 1:18 (NVI)

La seguridad de las palabras del evangelista me hacen pensar en un informe acabado de una realidad acontecida.

Si Mateo hubiese sido periodista de seguro que para hacer esta afirmación debió haber dado total respuesta a preguntas tan específicas como son: ¿Cuando? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Qué? ¿Quién o quiénes? Pero sabemos que lo suyo no era el periodismo en la antigua Palestina, su oficio distaba de aquello pues era un cobrador de impuestos o como le llamaban sus compatriotas en tono peyorativo: "era publicano".

No es menor el tono de las palabras que emplea, dando cuenta con plena seguridad que lo que describirá es un hecho real, histórico, irrefutable y que aconteció sin discusión alguna.

Que interesante resulta esto, un escritor judío declarando la venida histórica y presencial del Mesias esperado por tanto tiempo, no describiéndolo como "parece que sucedió" o "debió ser así" o "suponemos que fue de este modo" ¡No! estas son palabras de total seguridad, certeza y convicción verdadera (ningún judío sea cual fuere su profesión u oficio, se hubiese arriesgado a declarar sin absoluta convición y respaldo que el Mesías había venido al mundo)

Pero, ¿qué tiene esto que ver con nosotros? Creo que es precisamente esa misma seguridad la que nos falta para reconocer al Señor Jesucristo. Dominamos temas variados, podemos hablar de la economía expansiva o no de nuestro país; tenemos conciencia de la cantidad de habitantes del mundo y de sus necesidades; dominamos la conversación sobre política, salud, vivienda y temas verdaderamente interesantes -al menos para nosotros- incluso de TV podemos comentar y dar hasta nuestra crítica de las nuevas películas, programas y personajes que en ella observamos; pero que triste resulta ver, que nosotros la cristiandad poca o nada de fuerza, certeza y convicción mostramos al hablar del Señor Jesucristo y muchas veces nos hemos quedado en la butaca de la comodidad, hablando del advenimiento del Señor simplemente cómo un hermosa historia que contamos a nuestros hijos para que concilien el sueño y duerman toda la noche.

Mi estimado lector, Ud y yo que nos decimos ser cristianos, tenemos la responsabilidad de comunicar a otros que es verdad que el Rey del universo ha venido a nacer entre nosotros y no para contarlo como un cuento más, sino que realmente vino para salvar nuestras almas y llevarnos a la eternidad.

¿Seguiremos en la butaca cómoda viendo como muchos son engañados por la inocente y tierna imagen que proyecta la navidad y su colorido?
Es preciso asumir con responsabilidad, conocimiento y certeza la labor que nos compete: ¡Hablar a otros del Señor Jesucristo, el Mesías que ha nacido!
Autor: Escriba Diligente - Chile

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