Moviendo el corazón de Dios

Hace algunos días atrás, no me sentía muy bien de salud. Tenía un fuerte dolor de cabeza, así que decidí acostarme para descansar un rato. Apagué las luces, cerré la puerta del cuarto y le dije a mi esposa que iba a estar descansando.


Pasaron unos minutos y de pronto escucho a mi hija llorando desesperadamente en el pasillo de la casa. Claro, buscaba a su papá y ella sabía que estaba dentro de la casa. Yo solo escuchaba una vocecita que gritaba una y otra vez: “¡Yo quiero a mi papá!” Demás está decirles que decidí salir para abrazarla y decirle que papá estaba allí.

Lo que me hizo salir del cuarto, no fue que mi pequeña preguntaba por mí, sino aquel llanto desesperado que buscaba mover lo que fuera para llegar a papá. Esta pequeña experiencia me llevó a entender un principio bien grande en nuestra relación con nuestro Padre Celestial.
Hoy más que nunca, creo que tenemos que ser esos niños que claman por la presencia de sus padres. Si estamos buscando mover el corazón de Dios, tenemos que llorar desesperadamente por Él.

En el evangelio de Lucas, la palabra nos enseña de un hombre leproso que al ver a Jesús, se le acercó y postró su rostro en la tierra y le rogaba que le sanara. Más adelante, la palabra también narra la historia de un hombre llamado Jairo que se postró a los pies de Jesús y le rogaba que entrara a su casa porque su hija estaba muy enferma.

Hay una gran cantidad de ejemplos en la palabra que nos hablan de ese grito desesperado por encontrar la presencia de Dios. Ese grito capaz de capturar su atención. Y es que solo cuando nos humillemos, cuando postremos nuestro rostro en tierra y cuando gritemos desesperadamente por Él, estaremos en posición para mover Su corazón.

Publicado por: Abdiel Flores (www.abdielflores.com)

Actualmente, Abdiel Flores se encuentra en la presentación de su primera producción discográfica como solista titulada ‘Él cuida de mí’. La misma, es una recopilación de himnos tradicionales rearmonizados y arreglados en ritmos con influencias del jazz y ritmos latinos.

Como explica Abdiel:
‘Él cuida de mí’ es un homenaje al Señor, no tan sólo por el cuidado que nos proporciona en nuestro caminar por la vida, sino por la certeza y seguridad que nos brinda su promesa de que seguiremos siendo cuidados cada día por su mano protectora en su cobertura divina. Hoy tengo que reconocer que si no fuera por Él, ninguno de nosotros estaríamos aquí.’
Muchas gracias por leer este artículo.
Espero comentarios de parte de los lectores.
Saludos y que Dios le bendiga.

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