Buscando lo que conozco

"Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle" Mateo 2:1, 2 (RVR 1960) 


Los datos propiciados por el autor sagrado son relevantes, dado que atestiguan fehacientemente que esto sucedió. Los nombres y lugares aquí mencionados nos hacen entender que en un momento de nuestra historia, se produjo un hecho singular: la venida del Hijo de Dios a la tierra.
Este Herodes, citado aquí, es conocido como Herodes el Grande, hijo de Antípater. Fue nombrado por el Imperio Romano, Procurador (una especie de gobernador) de la provincia de Judea, en el año 47 A.C. y después fue nombrado Rey (algo así como intendente) de las provincias de Judea, Idumea, Samaria, Perea y Galilea.

Los "magos" que se mencionan en el texto bíblico, no son precisamente de ésos que utilizan las artes mágicas ni la prestidigitación. Esta palabra "mago" bien puede ser traducida como "sabios" y formaban parte de una casta sacerdotal oriental (probablemente de las latitudes del Imperio Medo-Persa), eran estudiosos de los astros, conocedores de sus movimientos. Considerados en su medio, como profetas y entendidos en sueños y revelaciones.
Algo les había traído hasta la capital de Palestina y no era precisamente el deseo de comercializar telas y perfumes; ellos habían sido testigos de un suceso especial. Tenían conocimiento que si algo acontecía en los cielos, era una indicación que también algo sucedía en la tierra. El versículo leído dice: "su estrella hemos visto en el oriente", otra traducción declara "vimos levantarse su estrella".


Los sabios orientales -que por cierto no eran tres ni se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar- habían estado investigado y tomando conocimiento de los astros y sus movimientos, y es en este estudio cuidadoso que se encontraron con el nacimiento o surgimiento de una nueva y gran estrella (hecho científico conocido como la Conjunción de Saturno) 
Este conocimiento adquirido les motivó a ir más allá de él con el fin de conocer la causa y fuente de ello. Tomaron entonces la decisión de salir de su tierra, enfrentar el cruce del árido desierto, avanzar bajo el sol abrasador, luchar contra la ventisca arenosa, con el solo fin de BUSCAR LO QUE YA SABÍAN: que un nuevo rey había nacido.
No es menor el dato que recorrieron aproximadamente entre 1000 a 1200 kilómetros con el firme propósito de BUSCAR LO QUE SABÍAN.

Hoy por hoy, la gran mayoría de las personas tiene un conocimiento de Dios, de la Biblia y del nacimiento de Jesucristo, pero ¿ese conocimiento les motiva a buscar para conocer personalmente a Jesucristo?
¿La cristiandad, contra veinto y marea,  realmente busca al Señor Jesucristo para rendirse a Él en completa humildad y disposición?

Estimado lector, que el conocimiento que poseemos nos impulse más allá de nuestros majestuosos templos y cátedras de teología para buscar  la Fuente de Vida y Verdad, Jesucristo el Señor y sujetarnos a su autoridad, rindiendo lo que somos y lo que tenemos a sus pies.

Por Escriba Diligente - Chile
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