“Transformados mediante la renovación de su mente” (Romanos 12:2)

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En una parte de mi vida tuve contacto con un líder –maestro y pastor- de la iglesia cristiana que solía ser muy insistente en el pasaje de Romanos 12:2 en sus predicaciones. Yo notaba que era muy determinante cuando repetía: “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente”, pero cada vez que lo decía había un dejo de amargura en su voz. Era conocido por su carácter contrario al espíritu de grupo y por su oposición a las formas tradicionales de presentar el Evangelio. En realidad, era un ministro relativamente aislado, en constante conflicto con otros líderes cristianos y con un marcado temperamento visceral.

Con estas cosas en mente, cuando yo escuchaba sus palabras me imaginaba que se refería a la estructura de la iglesia, sus formas de educar, sus tradiciones y a todas esas cosas a las cuales “se amoldaban” los otros liderazgos y que los privaban del “igle-crecimiento” moderno (técnicas para hacer crecer las congregaciones). Sin embargo, después de algunos meses me enteré de una noticia que cambió toda mi percepción acerca de su recurrente mensaje: se trataba de un líder cristiano que había estado viviendo y practicando el pecado por varios años, ha escondidas de las iglesias y de los hermanos en Cristo, sin que nadie se percatara de sus hechos impíos (o al menos sin que nadie lo hubiera enfrentado y confrontado públicamente, de ser necesario).

Esta novedad me causó una impresión tan fuerte que como nuevo creyente que era –inmaduro y obstinado- me hizo pensar en apartarme de la fe. Pero gracias a nuestro Soberano Señor y a su inconmensurable gracia fui guiado a la comunión con los hermanos y a la perseverancia de los santos a pesar de todo. Me parece que es muy importante aclarar el significado de Romanos 12:2 para que nadie lo tome como pretexto para pecar ni como apoyo para las pertinencias culturales o ideológicas que intentan vaciar y “re-construir” los cimientos históricos indestructibles del Santo Evangelio, y para alimentarnos con las delicias de un versículo como este, tan precioso y lleno de significado para todos los que pertenecemos al cuerpo de Cristo.

Cuando el apóstol Pablo dice en Romanos 12:2: “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente” está refiriéndose al tema de la dedicación. Según Romanos 6:13 debemos ofrecernos a Dios “como quienes han vuelto de la muerte a la vida” presentando los miembros de nuestro cuerpo “como instrumentos de justicia". Según las Santas Escrituras nosotros debemos dedicarnos a Dios en un punto determinado de nuestras vidas, lo cual implica sujetar nuestras vidas a Jesucristo mientras vivamos. Esta decisión básica de dedicarnos al Señor Jesús incluye todo cuanto sabemos acerca de nosotros mismos en el momento de la presentación y todo el futuro desconocido. Hemos de dedicarnos enteramente a Cristo, y cualquier hecho posterior que pueda acontecernos hemos de resolverlo a la luz de su divina Palabra.

En tanto que la depravación total del ser humano alcanzó su mente,  no sólo se requiere de un cristiano que tenga un corazón o una vida limpia, sino que también su mente sea transformada. La caída afectó la mente de todos los miembros de la humanidad, por lo que crece con una mentalidad pecaminosa que lleva a la muerte (Romanos 8:6). Aún después de la conversión dicha mentalidad permanece aunque ha perdido su poder. Entonces el cristiano comienza a experimentar la renovación de su mente por medio de la acción del Espíritu Santo en ella: “somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu” (2 Corintios 3:18).

La transformación de nuestra mente tiene como presupuesto elemental las normas de Dios. Que ninguno alegue ninguna supuesta transformación de la mente que ignore este principio. No puede haber ninguna transformación de nuestra mente a menos que todos nuestros pensamientos sean llevados a la Sagrada Palabra de Dios para ser probados y sometidos a ella. La mentalidad de nuestra era es oscuridad y pecado, y sólo el Espíritu de Dios nos puede renovar y sacar de dicha dinámica de muerte. Un cambio de mente, por lo tanto, sólo resultará de nuestra sujeción a las Escrituras, y a la luz, santidad y verdad divinas que se revelan en sus páginas.

El mundo con todas sus falsificaciones e invitaciones profanas no podrá jamás congeniar con una mente que se renueva día con día en la Palabra de Dios. La dedicación de nuestra vida al Señor asegurará, junto con nuestro trabajo diligente en la fe, que este versículo realmente nos resulte una bendición y un gran consuelo en nuestra vida cristiana.

En el amor de Cristo.

Juan Paulo.

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