Hay algo único en cuanto a la creatividad. Todo el mundo la tiene. Todo el mundo la usa. Y si somos llamados a alcanzar e impactar el mundo, desesperadamente necesitamos más de ella.
He estado pensado en esta idea; formar el hábito de crear.
Sea cual sea tu tipo de creatividad… esto nos afecta a todos.
Como a la mayoría de personas creativas, a mí no me encanta la palabra disciplina. Prefiero mucho más la palabra hábito. Disciplina suena a algo muy difícil, mientras que formar hábitos parece más fácil de mantener (aunque requiere la misma cantidad de esfuerzo)
Cuando era más jovencito recuerdo que me enseñaron a crear hábitos en mi estilo de vida, como lavarme los dientes, o atarme los zapatos. A la vez, estas cosas normales y cotidianas me frustraban porque eran cosas que todavía estaba aprendiendo a hacer. Hoy en día suceden de forma completamente natural – un hábito formado.
Los hábitos requieren formación.
Lo mismo es cierto con nuestra creatividad.
Para convertirse en un gran compositor, uno tiene que trabajar muy duro en escribir canciones; consistentemente tomándose tiempo para escribir y consistentemente produciendo y acabando canciones para formar el hábito de componer.
Una vez formado y si lo usas consistentemente, un hábito ganará impulso e ímpetu. Ésa es una gran noticia para todos. Cosecharás donde hayas sembrado. Quizás nunca sea fácil del todo, pero desde luego que cada vez será más fácil. Cuanto más priorices tu creatividad, más fácil lo encontrarás la próxima vez.
Los hábitos pueden ganar impulso e ímpetu.
Ésta es la parte que más me gusta…
Una vez que un hábito es formado, se convierte en una respuesta natural. Se convierte en un instinto.
Oro que nosotros (la iglesia) no nos centremos tanto en el proceso de crear, sino que en lugar de eso, dejemos que la creatividad se convierta en una parte integral de nuestro estilo de vida – un hábito – para ayudarnos a expresar mejor las cosas de Dios en el mundo en el que vivimos.
Dean Ussher.