Dosis de Sabiduría – 21 noviembre 2013
“Los que tapan sus oídos al clamor del pobre, tampoco recibirán ayuda cuando pasen necesidad” Proverbios 21:13 NTV
Los mandatos que Dios ha establecido llevan intrínsecos sus propias bendiciones al ser obedecidos. El ser generosos con el pobre y necesitado es uno de ellos:
“Si hubiera un pobre entre tus hermanos es una de tus ciudades de al tierra que el Señor te da, no serás egoísta y no te negarás a ayudarle. Serás generoso con él y le prestarás lo que necesita. […] Deberás ser generoso con él, y tu actitud deberá se amistosa cuando lo ayudes, porque por este acto el Señor tu Dios te bendecirá en todo tu trabajo y en lo que hagas. Siempre habrá gente pobre en la tierra, así que te ordeno: Sé generoso con tus hermanos, los pobre y necesitados de tu tierra” Deuteronomio 15:7-10 DPT
Todos somos necesitados, aún el más adinerado de este mundo de alguna u otra forma, tarde o temprano necesitará algo o de alguien.
Es más fácil ayudar al pobre y necesitado cuando vemos a Jesús reflejado en ellos. Cómo pues, no recompensará lo que a Él mismo se le hace?
“Pues tuve hambre y me alimentaron… Entonces esas personas justas responderán: Señor, en qué momento te vimos con hambre y te alimentamos?... Les digo la verdad, cuando hicieron alguna de estas cosas al más insignificante de estos, mis hermanos, me lo hicieron a mí! [Jesús]” Mateo 25:35
Muchos justifican su falta de generosidad para los pobres argumentando su propia necesidad y carencias, pero el problema de fondo es su manera egoísta de pensar.
“Afortunados los que ayudan al pobre a salir adelante, porque cuando estén en peligro, el Señor los salvará” Salmos 41:1 PDT