La noche que lo cambió todo

Pastor Byron Sales Curiel





Muchos años han pasado, pero recuerdo esa noche como que si fuera ayer.   A mi lado duerme mi esposita, pero veo una persona extraña; esta noche no parece la mujer que años atrás le prometí amor eterno.


Una noche anterior

La oscuridad y el silencio inundan nuestra alcoba, quiero asegurarme de la hora, tomo mi celular y alcanzo a ver que son las 9:43 pm; intento distraerme observando las redes sociales o ver una película en línea, pero mi acelerado corazón y mi mente aún trabajando, no están para eso.  


Una noche larga

Esa noche empezó en la cama, discutiendo otra vez.  Mi esposita sigue ahí pero me siento sólo.  Antes de quedarse dormida, ella se da la vuelta y unilateralmente da por terminada la discusión.  Y yo, me quedo con insomnio.  Un pensamiento escapa por mi boca y alcanzo balbucear "está bien, no hay problema".  Pero sí, si había un problema.


Una noche para pensar

El enojo provocó que mi mente liberara una oleada de pensamientos.  Frustrado con mi relación matrimonial, estaba convencido que algo tenía que cambiar y ya.  Así que, empiezo a escribir directamente al Whatsapp de mi amada, que yacía dormida a mi costado.  Ahora, estoy redactando no sólo sobre el detonante de nuestra discusión, sino también incluyo todas aquellas inconformidades que en mi corazón había guardado por mucho tiempo, y sentí que el hacerlo fue muy liberador para mí.  Al principio lo admito, fui duro y directo al escribir, usando incluso una referencia bíblica, sin embargo, reviso el mensaje antes de enviarlo e intento suavizarlo, sin conseguir hacerle más que una u otra decoración.


Una noche para cambiar

Al terminar de escribir el equivalente al tercer testamento de la Biblia y justo antes de presionar en mi celular "enviar",  el Cielo interviene.  Un pensamiento, seguramente del Espíritu Santo susurrándome directo al corazón "calla por amor".   Mientras su voz suave pero firme insistía "calla por amor", pensé: "Imposible, con Él no se pude pelear".  Después de exhalar el aire comprimido en mis pulmones y sin oponer más resistencia decidí no enviar aquel mensaje envenenado y borrarlo.  Ahora, sabía muy bien lo que venía.


Una noche para aprender de amor

Lo que a continuación vino, fue una clase magistral e intensiva del amor verdadero.

"Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos" Sofonías 3:17 RV60 (negrilla mía)

A estas alturas, yo pensaba y casi estaba convencido que el amor, hacía mucho tiempo había abandonado la nave de nuestro matrimonio.  Pero Dios Padre, me hizo saber que Él estaba en medio de mí, y si yo era uno con mi esposita, el amor todavía permanecía en medio nuestro, porque Dios es amor.  Sí, el amor que los dos casi apagamos con nuestras acciones y actitudes, aún seguía aquí.   

"El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor".  1 Juan 4:8 RV60

Esa noche, comprendí que el amor no es un sentimiento, es Dios en acción.  El amor es la misma naturaleza y esencia de Dios.  Y llegué a la conclusión, que el trato y exigencias hacia mi esposita no reflejaban al Dios de amor que decía yo creer, seguir y servir.

"El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.  Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.  El amor nunca deja de ser..."  1 Corintios 13:4-8 RV60 (negrilla mía)

En la Primera carta a los Corintios, el Apóstol Pablo empieza a describir la naturaleza de Dios, el amor.  De pronto, a la luz de esta Palabra me vi como el más grande de los egoístas de esta tierra; porque mis sentimientos y actos de amor hacia mis esposita caminaban en dirección opuesta la definición de Dios acerca del amor.  Y las preguntas vinieron como un torrente, ¿Cuánto y cuántas veces has sufrido por ella?, Ella ha sufrido más por mí; ¿Cuán bueno has sido con ella?, La balanza de bondad pesa más de su lado; ¿Cuántas veces has sido egoísta en la relación?, Ella piensa más en plural, mientras yo pienso más en singular;  ¿Cuántas veces te has jactado por las eventuales y pocas cosas buenas en tu matrimonio? Ella no paraba de hacer cosas buenas que estaban a su alcance, con amor y sin esperar recompensa alguna; ¿Cuántas veces has empezado la guerra, defendiendo tu posición? Ella como esta noche, simplemente evitaba que Troya prendiera en llamas: y, ¿Cuántas veces teme has irritado con el amor de mi vida? Para cuando me hizo esta pregunta, todavía continuaba irritado con ella.

"¡Dios mío! ¡Yo no te conozco!" Concluí.  Porque mi proceder hasta ahora no  reflejaba a Dios.


Una noche para empezar a trabajar

Sin que yo me percatara, la noche continuó avanzando. Y sí, tenía razón desde el principio, algo tenía que cambiar y ya.  Y no era algo, era alguien, y ese "alguien" era yo.

"Trabaja en tu viga" me susurró nuevamente la "voz" a mi corazón.

¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo?  Mateo‬ ‭7:3‬ ‭NVI-E


Yo tenía una viga, pero me quejaba de una pequeña astilla.  Estaba completamente ciego, no podía ver que mi esposita me amaba tanto, que por mucho tiempo estaba soportando la gran viga que tenía y la irritaba.

Por fin, comprendí que si quería cambiar mi relación matrimonial, tenía que trabajar arduamente en mi propia viga y dejar a un lado, la pequeña astilla que veía en el ojo de mi esposita.  Esa noche, tomé la resolución de trabajar en mi viga; si tenía que señalar a alguien de los problemas, tendría que hacerlo parado frente al espejo.  Trabajar en mi viga demandaría corregir muchas en mí, exigirme a mí mismo y reinventarme en mi rol de "hombre de la casa", retomar mi liderazgo; y si iba a haber un cambio no esperaría que el cambio fuera en ella, tendría que comenzar el cambio en mí.  Estaba decidido a volver a conquistar su corazón como en nuestra juventud; si algo la enamoró de mí, lucharía por recuperar ese algo.

Volví de mi éxtasis y miré que el reloj indicaba que eran las 11:58 pm.  Hice una oración, dándole gracias a Dios, me voltee hacia mi esposa, y en silencio le pedí perdón y la bendije, he hice lo mismo por nuestros hijos, y por fin pude descansar.


Una de tus noches

Esta noche fue una de mis noches, y puede que también sea una de las tuyas.  Tal vez hoy intentes dormir, pero la amalgama del enojo, tristeza, dolor y frustración no te dejarán hacerlo. 

"Lo más importante de todo es que sigan demostrando profundo amor unos a otros, porque el amor cubre gran cantidad de pecados".  1 Pedro 4:8 NTV

Baja la guardia, y con humildad pídele a Dios que esté en medio de ti y de tu matrimonio, permite que Dios te inunde con su amor; que perdone tus pecados, errores y culpas.  Sólo aquel que tiene al amor dentro de sí, tiene la capacidad de amar y perdonar.  Esta noche toma la resolución de trabajar en tu viga, que el cambio en tu matrimonio comience en ti; no será fácil, pero la fe lo hará posible.

Y si tú eres la esposa, lo que acabas de leer también aplica para ti.  Haz lo tuyo y cree que Dios hará lo suyo con tu esposo.

Y no olvides, ¡el amor nunca deja de ser!

Popular Posts